Emilia Oliva

 

9

destejer, deshilar, descifrar

y remedar al fin pasado y futuro

T.S. Eliot, Cuatro cuartetos

 

los pies anclados en la arena 

sepultados

como sepulta el mar varia criatura

en revoltijo de espumas en la orilla

pies como raíces

                               succionan la savia de lo muerto

elevan a la luz susurros a tumba abierta

para los hijos

para los hijos de los hijos

 

teje, desteje

ata cabos, deshila

                               descifra, sutura

acuna con canción sonámbula

el terror primero

                               la soledad sin remisión

de ser entre cielo y tierra

apenas un eslabón efímero

                                               en el transcurrir del tiempo      

 

                   Claudio Duarte Oliva

 

Zhivka Baltadzhieva 
 
¿Luz desconfiada? ¿Ser limítrofe?

¿Nada mágico? ¿Sólo

perturbación gravitacional,
trayectoria torcida,
ensordecido excéntrico icono,
gestual?
 
Y yo, al lado, allí, presente,
y tan arcana, ausente. Sin constancia
de que el mundo tuviera
otras dimensiones
y heridas.
 
Me inundan
preguntas, ira, cariño, dudas, hastío,
amor, incertidumbre. ¿Cuál sería
el sentimiento redentor?
¿El sentido
 
existe?
 
¿Existiría?
 
(Fuga a lo real, ed. Amargord, Madrid, 2012)

  

 César Vallejo

Considerando en frío, imparcialmente...

Considerando en frío, imparcialmente,
que el hombre es triste, tose y, sin embargo,
se complace en su pecho colorado;
que lo único que hace es componerse
de días;
que es lóbrego mamífero y se peina...

Considerando
que el hombre procede suavemente del trabajo
y repercute jefe, suena subordinado;
que el diagrama del tiempo
es constante diorama en sus medallas
y, a medio abrir, sus ojos estudiaron,
desde lejanos tiempos,
su fórmula famélica de masa...

Comprendiendo sin esfuerzo
que el hombre se queda, a veces, pensando,
como queriendo llorar,
y, sujeto a tenderse como objeto,
se hace buen carpintero, suda, mata
y luego canta, almuerza, se abotona...

Considerando también
que el hombre es en verdad un animal
y, no obstante, al voltear, me da con su tristeza en la cabeza...

Examinando, en fin,
sus encontradas piezas, su retrete,
su desesperación, al terminar su día atroz, borrándolo...

Comprendiendo
que él sabe que le quiero,
que le odio con afecto y me es, en suma, indiferente...

Considerando sus documentos generales
y mirando con lentes aquel certificado
que prueba que nació muy pequeñito...
le hago una seña,
viene,
y le doy un abrazo, emocionado.
¡Qué más da! Emocionado... Emocionado...

                          (Escrito entre 1931 y 1937;

        publicado póstumamente en 1939 en

        Poemas humanos)

 

 

 

 

 

Claudio Duarte Oliva

 

  

 

Wislawa Szymborska

    

            Un encanto

Conque quiere felicidad,
conque quiere la verdad,
conque quiere eternidad.
¡Vaya, vaya!

Apenas si acaba de distinguir el sueño de la vigilia,
apenas si acaba de darse cuenta de que él es él,
apenas si acaba de labrar su mano, descendiente de una aleta,
el pedernal y el cohete,
es fácil ahogarlo en la cuchara del océano,
demasiado poco ridículo incluso como para hacer reír al vacío,
con los ojos sólo ve,
con los oídos sólo oye,
el récord de su habla es el modo potencial,
con la razón vitupera a la razón,
en una palabra: casi nadie,
pero con la cabeza llena de libertad, de omnisciencia y de existencia
más allá de la estúpida carne,
¡vaya, vaya!

Porque quizá sí exista,
haya sucedido de verdad
bajo una de las pueblerinas estrellas.
A su modo, dinámico y movido.
Para ser una miserable degeneración del cristal,
bastante sorprendido.
Para haber tenido una difícil infancia en la obligatoriedad de la manada,
no está mal como individuo.
¡Vaya, vaya!

A seguir así, así aunque sea un instante,
¡a través del abrir y cerrar de ojos de una pequeña galaxia!
A ver si tenemos por fin una idea, aproximada al menos,
de qué va a ser, ya que ya es.
Y es obstinado.
Obstinado, hay que admitirlo, mucho.
Con ese aro en la nariz, con esa toga, con ese suéter.
Queramos o no, un encanto.
Pobrecito.
Un verdadero hombre.

 

        (De "Mil alegrías -Un encanto-" 1967

        Versión de Abel A. Murcia).

 

 

Claudio Duarte Oliva

Continúa con el siguiente texto de  Miguel de Unamuno.