Gramática creativa
(Diferencia entre el hombre y los animales)
George Steiner (1929)
En Después de Babel he tratado de demostrar que la vitalidad, el avance de la conciencia humana y de la historia social guardan íntima relación con la gramática de los subjuntivos, los optativos y los contrafactuales. Nuestra capacidad semántica para trascender, para negar los brutales imperativos de nuestra condición orgánica, para discutir con la muerte, depende del absurdo inductivo, de la brujería de los futuros verbales.
En virtud de unas licencias gramaticales cuyas infundadas pretensiones raras veces nos detenemos a considerar, los hombres y las mujeres pueden describir el día de su propia muerte, pueden conversar sobre él. Pueden programar objetivos sociales, analizar configuraciones científicas con una perspectiva de milenios. Es esta sintaxis del futuro lo que parece humano por antonomasia, lo que nos singulariza ontológicamente.
Es evidente que los animales anticipan el peligro inmediato. Pueden percibir terremotos horas antes de que destruyan nuestras ciudades. A mis perros les hace temblar un trueno mucho antes de que sea perceptible por el oído humano. Los animales emprenden el vuelo, exhiben su camuflaje, cavan zanjas, almacenan comida. Pero no hay nada que haga pensar que se imaginen ‘más allá de sí mismos’, que puedan acceder mental o simbólicamente al mañana. Sus gramáticas son las del pasado y el presente: esto podría ser una buena descripción del instinto. (ABC Cultural, 31 de mayo de 2008).
-Mamá / -¿Huh?... / -¿Este sol es el mismo que alumbró a Napoleón, a Beethoven, a Newton?... ¿O es otro? / -Es el mismo, Mafalda, ¡cómo va a ser otro!
¡Pavada de sol estamos tomando!
OBSERVA con atención la viñeta: a Mafalda le admira algo que a su madre le parece una obviedad, lo más natural del mundo. ¿Qué es lo que a Mafalda le parece admirable del sol que está tomando? ¿Podría sucederle lo mismo a un cocodrilo cuando toma el sol, o a un chimpancé? ¿Por qué?
POR OTRO LADO, ¿qué puede ser lo que le ha sucedido al adulto -en este caso, su madre- para que no sintonice con la pequeña Mafalda? Recuerda lo que al respecto escribían Jaspers y García-Baró.
Emilia Oliva
6
dibujar el mar
es atrapar la espuma que galopa a lomos de la luz
la transparencia del agua que riela
el centelleo de perlas incontables
que viajan suspendidas
al par de la corriente
no llegan perlas, madre
sólo fulgor de espumas
alguna concha, alguna piedra
el rizo del agua las desvanece y gasta
qué tesoro traeré del mar, madre
para tu tumba
(Emilia Oliva, cifras de una fracción periódica,
Luna de poniente, de la luna libros)